Cómo pensar bien para decidir bien
Daniel
Kahneman, Premio Nobel en Economía, en su libro "Pensar rápido, pensar despacio",
explica por qué pensar bien es tan difícil. Esta reseña se hace del escrito
realizado por José Miguel Bolívar.
Se
parte de la efectividad del pensamiento para determinar ese “pensar bien”. Efectividad
valorada a través de la toma de decisiones e integrada por dos conceptos: la
eficacia y la eficiencia de ese pensar que conlleve a que esa decisión sea la buena.
Pensamiento efectivo |
“Para poder decidir bien sobre algo, antes es
imprescindible entender bien qué significa para ti ese algo”. Es un proceso principalmente
de análisis.
El autor indica que pensar bien es difícil porque
coexisten dos sistemas de pensamiento que trabajan conjuntamente, denominados respectivamente Sistema 1 y Sistema 2. Los asocia
con un pensar rápido y en caliente y, despacio y en frío, respectivamente.
Veamos.
El Sistema 1 es el más antiguo y en común con otros
seres vivos. Se caracteriza por ser altamente eficiente y efectivo en la
gestión de los procesos básicos del pensamiento orientados a la supervivencia;
trabaja en forma multitarea, automática e inconsciente, reacciona con
mecanismos heurísticos para dar respuestas desde lo conocido, por lo que
resultan útiles en la cotidianidad y no tanto en aquellas situaciones donde
requieren de mayor análisis y decisiones más complejas.
El
Sistema 2 es completamente humano. Es todo lo contrario al 1, debe activarse
intencionalmente, se ocupa de una cosa por vez y solo lo justo. Implica
estudiar la situación, analizarla desde diversas perspectivas y para ello es
imprescindible desarrollar el hábito de dar tiempo a ese proceso de análisis
para no reaccionar de inmediato al estimulo, sino con un pensamiento crítico y
efectivo.
En
otras palabras, la persona debe aprender a aprovechar al máximo sus recursos
intelectuales y efectivizar su pensamiento mediante el uso del sistema 2. En
definitiva, aprender a pensar.
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