Beatriz Fainholc
La
autora establece una descripción de esas tres modalidades sin pretender cerrar
el análisis sino para abrir la discusión, con base a la pregunta: ¿cuál es el
proceso, el producto y el impacto social de la generación de conocimiento a
partir y de ellas?.
En
primer lugar, refiere que la educación a distancia tradicional se fundamenta en
un centro educativo que les brinda apoyo a los estudiantes, incluidos los materiales
físicos para su estudio. Por lo cual, pueden aprender en cualquier momento y
espacio, aunque no se necesita el uso de las TICs y el internet. En América
Latina se la denominaba “semipresencial”.
En
la educación a distancia virtual y en línea si se precisa Internet, las TIC y
sus formatos asociados -como el correo electrónico, blogs, foros…-, por el tipo
de comunicación y de interacción entre estudiantes y docentes. Para la autora,
una diferencia entre la virtual y en línea es que en ésta el estudiante y el
docente sí necesitan coincidir en un horario específico a fin de llevar a cabo
ciertas actividades a través de alguna plataforma tecnológica.
Con
respecto a la educación digital/post-digital, la visualiza a partir de la
descrita anteriormente y como una promesa de modernización y avance relacionado
con inteligencia artificial y la robótica, entre otras consideraciones.
Destaca
la importancia de redefinir la educación, que fundamentalmente implica una
interacción humana, por lo que la incorporación de los adelantos tecnológicos
no puede ser el eje principal del proceso. El desafío está en la construcción
de una epistemología post-humanista.
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